Documenta Catholica Omnia
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Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos a un Religioso para Alcanzar la Perfecion

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos copiados por Magdalena del Espiritu Santo

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos por la Madre Maria de Jesus

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos procedentes de Antequera

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Avisos recogidos por la edicion de Gerona

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico Espiritual A

§ 14.4

De aquí es que el alma goza ya en este estado de una ordinaria suavidad y tranquilidad que nunca se le pierde ni le falta.

§ 14.5

Y dije que suelen abrirse las flores de virtudes que están en el alma, porque, aunque el alma esté llena de virtudes en perfección no siempre las está en acto gozando el alma; aunque, como he dicho, de la paz y tranquilidad que le causan, sí goza ordinariamente; porque podemos decir que están en el alma en esta vida como flores en cogollo, cerradas en el huerto, las cuales algunas veces es cosa admirable ver abrirse todas (causándolo el Espíritu Santo), y dar de sí admirable olor y fragancia en mucha variedad.

§ 28.11

Porque así como la ira es cierto ímpetu que sale del límite de la razón cuando obra viciosamente, así todas las afecciones y operaciones ya dichas exceden del límite de la paz y tranquilidad del alma si reinan en ella.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico espiritual B

§ 1.14

Y así, no le basta la paz y tranquilidad y satisfacción de corazón a que puede llegar el alma en esta vida, para que deje de tener dentro de sí gemido, aunque pacífico y no penoso, en la esperanza de lo que falta.

§ 14.30

Antes que entremos en la declaración de las demás canciones, conviene aquí advertir que no porque habemos dicho que en aqueste estado de desposorio, aunque habemos dicho que el alma goza de toda tranquilidad y que se le comunica todo lo más que se puede en esta vida, entiéndese que la tranquilidad sólo es según la parte superior; porque la parte sensitiva, hasta el estado del matrimonio espiritual nunca acaba de perder sus resabios, ni sujetar del todo sus fuerzas, como después se dirá; y que lo que se le comunica es lo más que se puede en razón de desposorio.

§ 14.30

Antes que entremos en la declaración de las demás canciones, conviene aquí advertir que no porque habemos dicho que en aqueste estado de desposorio, aunque habemos dicho que el alma goza de toda tranquilidad y que se le comunica todo lo más que se puede en esta vida, entiéndese que la tranquilidad sólo es según la parte superior; porque la parte sensitiva, hasta el estado del matrimonio espiritual nunca acaba de perder sus resabios, ni sujetar del todo sus fuerzas, como después se dirá; y que lo que se le comunica es lo más que se puede en razón de desposorio.

§ 15.2

De las cuales no es en mano del alma poderse librar hasta que el Señor envía su ángel, como se dice en el salmo (33, 8), en derredor de los que le temen, y los libra, y hace paz y tranquilidad, así en la parte sensitiva como en la espiritual del alma.

§ 19.4

En estas dos canciones pone el Esposo Hijo de Dios al alma Esposa en posesión de paz y tranquilidad, en conformidad de la parte inferior con la superior, limpiándola de todas sus imperfecciones y poniendo en razón las potencias y razones naturales del alma, sosegando todos los demás apetitos, según se contiene en las sobredichas dos canciones, cuyo sentido es el siguiente: primeramente, conjura el Esposo y manda a las inútiles digresiones de la fantasía e imaginativa que de aquí adelante cesen; y también pone en razón a las dos potencias naturales: irascible y concupiscible, que antes algún tanto afligían el alma.

§ 19.17

Y porque, así como la ira es cierto ímpetu que turba la paz, saliendo de los límites de ella, así todas las afecciones, etc., ya dichas, con sus movimientos, exceden el límite de la paz y tranquilidad del alma, desquietándola cuando la tocan.

§ 22.5

De aquí es que el alma goza ya en este estado de una ordinaria suavidad y tranquilidad, que nunca se le pierde ni le falta.

§ 22.6

Y dije que suelen abrirse las flores de virtudes que están en el alma, porque, aunque el alma está llena de virtudes en perfección, no siempre las está en acto gozando el alma, aunque, como he dicho, de la paz y tranquilidad que le causan si goza ordinariamente; porque podemos decir que están en el alma en esta vida como flores en cogollo, cerradas en el huerto, las cuales algunas veces es cosa admirable ver abrirse todas, causándolo el Espíritu Santo, y dar de sí admirable olor y fragancia en mucha variedad.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cantico espiritual CA

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Cautelas

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Dichos de luz y amor

§ 54.

No podrá llegar a la perfección el que no procura satisfacerse con nonada, de manera que la concupiscencia: natural y espiritual estén contentas en vacío; que para llegar a la suma tranquilidad y paz de espíritu esto se requiere; y de esta manera el amor de Dios en el alma pura y sencilla casi frecuentemente está en acto.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Epistolario

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Grados de Perfecciòn

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    La Subida del Monte Carmelo

§ 2.31.1

Tal como si nuestro Señor dijese formalmente al alma: "Sé buena", luego sustancialmente sería buena; o si la dijese: "Amame", luego tendría y sentiría en sí sustancia de amor de Dios; o si, temiendo mucho, la dijese: "No temas", luego sentiría gran fortaleza y tranquilidad.

§ 3.5.1

Y para decir primero cómo estas aprehensiones impiden al alma el bien moral, es de saber que el bien moral consiste en la rienda de las pasiones y freno de los apetitos desordenados; de lo cual se sigue en el alma tranquilidad, paz, sosiego y virtudes morales, que es el bien moral.

§ 3.5.2

De donde, por fuerza ha de salir después turbación en la mudanza de aquella aprehensión; y así, ahora tiene gozos, ahora tristezas, ahora odio, ahora amor, y no puede perseverar siempre de una manera, que es el efecto de la tranquilidad moral, si no es cuando procura olvidar todas las cosas.

§ 3.6.1

Porque, cuanto a lo primero, goza de tranquilidad y paz del ánimo, pues carece de la turbación y alteración que nacen de los pensamientos y noticias de la memoria; y por el consiguiente, de pureza de conciencia y de alma, que es más.

§ 3.6.4

Donde da a entender que en todos los casos, por adversos que sean, antes nos habemos de alegrar que turbar, por no perder el mayor bien que toda la prosperidad, que es la tranquilidad del ánimo y paz en todas las cosas adversas y prósperas, llevándolas todas de una manera.

§ 3.6.4

Pues que nuestro ser es tan fácil y deleznable, que, aunque esté bien ejercitado, apenas dejará de tropezar con la memoria en cosas que turben y alteren el ánimo que estaba en paz y tranquilidad, no se acordando de cosas.

§ 3.16.6

Que, por eso, te dijo Boecio que, si querías con luz clara entender la verdad, echases de ti los gozos, y la esperanza, y temor, y dolor; porque, en cuanto estas pasiones reinan, no dejan estar al alma con la tranquilidad y paz que se requiere para la sabiduría que natural y sobrenaturalmente puede recibir.

§ 3.20.2

Demás de esto, adquiere libertad de ánimo, claridad en la razón, sosiego, tranquilidad y confianza pacífica en Dios, y culto y obsequio verdadero en la voluntad para Dios.

§ 3.23.3

Hay otro grande provecho en negar este género de gozo, y es que causa en el alma grande tranquilidad y evacua las digresiones, y hay recogimiento en los sentidos, mayormente en los ojos.

§ 3.23.3

Porque guardando las puertas del alma, que son los sentidos, mucho se guarda y aumenta la tranquilidad y pureza de ella.

§ 3.27.2

Pero los bienes morales ya por la primera causa, que es por lo que en sí son y valen, merecen algún gozo de su poseedor; porque consigo traen paz y tranquilidad y recto y ordenado uso de la razón, y operaciones acordadas; que no puede el hombre humanamente en esta vida poseer cosa mejor.

§ 3.35.5

Porque mayor perfección del alma es estar con tranquilidad y gozo en la privación de estos motivos que en la posesión con apetito y asimiento de ellos.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Llama de Amor Viva A

§ 3.1.32

Y así no ha de estar asida a nada: ni a cosa de meditación ni sabor, ahora sensitivo, ahora espiritual; porque requiere el espíritu tan libre y aniquilado, que cualquier cosa que el alma entonces quisiese hacer de pensamiento o discurso o gusto a que se quiera arrimar, le impediría e inquietaría y haría ruido en el profundo silencio que conviene que haya en el alma, según el sentido y el espíritu para tan profunda y delicada audición de Dios, que habla al corazón en esta soledad que dijo por Oseas (2, 14), en suma paz y tranquilidad, escuchando y oyendo el alma, como David (Sal. 84, 9), lo que habla Dios, porque habla esta paz en su alma.

§ 3.1.34

Procura desarrimar al alma de todas las codicias de jugos, gustos y meditaciones, y no la desquietes con cuidado y solicitud alguna de arriba y menos de abajo, poniéndola en toda enajenación y soledad posible; porque, cuanto más esto alcanzare y más presto llagare a esta ociosa tranquilidad, con tanta más abundancia se le va infundiendo el espíritu de la divina sabiduría, amoroso, tranquilo, solitario, pacífico, suave, robador del espíritu, sintiéndose a veces robado y llagado serena y blandamente, sin saber de quién, ni de dónde, ni cómo, porque se comunicó sin operación propia.

§ 3.1.40

Y, conforme a esto procuren enderezar al alma en mayor soledad y libertad y tranquilidad, dándoles anchura a que no aten el sentido espiritual y corporal a nada cuando Dios las lleva por aquí, y no se penen ni soliciten pensando que no se hace nada; que, como el alma esté desasida de toda noticia propia y de todo apetito y afecciones de la parte sensitiva y en negación pura de pobreza de espíritu, en vacío de toda niebla de jugo, despegada de todo pecho y leche, que es lo que el alma ha de tener cuidado de ir haciendo de su parte y ellos en ello ayudándola a negarse según todo esto, es imposible que no haga Dios lo que es de la suya.

§ 3.1.45

Lo cual no pudiendo ellas hacer ni entrar en ello como antes (porque ya pasó ese tiempo, y no es ése su camino) desasosiéganse doblado, pensando que van perdidas, aun ellos se lo ayudan a creer, y sécanlas el espíritu y quítanles las unciones preciosas que en la soledad y tranquilidad Dios las ponía, que, como dije, es grande daño, y pónenlas del duelo y del lodo, pues lo uno pierden y en lo otro sin provecho penan.

§ 3.1.47

Y cuánto él precie esta tranquilidad y adormecimiento o aniquilación de sentido, échase bien de ver en aquella conjuración tan notable y eficaz que hizo en los Cantares (3, 5), diciendo: Conjúroos, hijas de Jerusalén, por las cabras y ciervos campesinos, que no recordéis ni hagáis velar a la amada hasta que ella quiera.

§ 3.1.56

Que, como tengáis cuidado de no poner vuestras potencias en cosa ninguna, desasiéndolas de todo y no embarazándolas, que es lo que de vuestra parte habéis de hacer en este estado solamente, junto con la advertencia amorosa, sencilla, que dije arriba, de la manera que allí lo dije, que es cuando no os hiciéredes gana el tenerla, porque no habéis de hacer ninguna fuerza al alma, si no fuere en desasirla de todo y libertarla, porque no la turbéis y alteréis la paz o tranquilidad, Dios os la cebará de refección celestial, pues que no se la embarazáis.

§ 4.1.15

15. ¡Oh, cuán dichosa es esta alma que siempre siente estar a Dios reposando y descansando en su seno! ¡Oh, cuánto le conviene apartarse de cosas, huir de negocios, vivir con inmensa tranquilidad, porque con una motica no inquiete ni remueva el seno del Amado! Está él allí de ordinario como dormido en este abrazo con la sustancia del alma, la cual ella muy bien siente y de ordinario muy bien goza.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Llama de Amor Viva B

§ 0

De donde el alma no ha de estar asida a nada: no a ejercicio de meditación, no a sabor alguno, ahora sea sensitivo ahora espiritual, no a otras cualesquier aprehensiones, porque se requiere el espíritu tan libre y aniquilado acerca de todo, que cualquiera cosa de pensamiento o discurso o gusto a que entonces el alma se quiere arrimar, la impediría, inquietaría y haría ruido en el profundo silencio que conviene que haya en el alma, según el sentido y el espíritu, para tan profunda y delicada audición, que habla Dios al corazón en esta soledad, que dijo por Oseas (2, 14), en suma paz y tranquilidad, escuchando y oyendo el alma lo que habla el Señor Dios como David (Sal. 84, 9), porque habla esta paz en esta soledad.

§ 0

Pues, cuando el alma va llegando a este estado, procura desarrimarla de todas las codicias de jugos, sabores, gustos y meditaciones espirituales, y no la desquietes con cuidados y solicitud alguna de arriba y menos de abajo, poniéndola en toda enajenación y soledad posible; porque, cuanto más esto alcanzare, y cuanto más presto llegare a esta ociosa tranquilidad, tanto más abundantemente se le va infundiendo el espíritu de la divina sabiduría, que es amoroso, tranquilo, solitario, pacífico, suave y embriagador del espíritu, en el cual se siente robado y llagado tierna y blandamente, sin saber de quién ni de dónde, ni cómo.

§ 0

Y, conforme al camino y espíritu por donde Dios las lleva, procuren enderezarlas siempre en mayor soledad y libertad y tranquilidad de espíritu, dándoles anchura a que no aten el sentido corporal ni espiritual a cosa particular interior ni exterior, cuando Dios las lleva por esta soledad, y no se penen ni se soliciten pensando que no se hace nada; aunque el alma entonces no lo hace, Dios lo hace en ella.

§ 0

Lo cual no pudiendo ellas hacer ni entrar en ella como antes (porque ya pasó ese tiempo, y no es su camino), desasosiéganse doblado, pensando que van perdidas, y aun ellos se lo ayudan a creer, y sécanlas el espíritu y quítanlas las unciones preciosas que en la soledad y tranquilidad Dios las ponía, y, como dije es grande daño, y pónenlas del duelo y del lodo, pues en lo uno pierden, y en lo otro sin provecho penan.

§ 0

Y cuánto él precie esta tranquilidad y adormecimiento o ajenación de sentido, échase bien de ver en aquella conjuración tan notable y eficaz que hizo en los Cantares (3, 5), diciendo: Conjúroos, hijas de Jerusalén, por las cabras y ciervos campesinos, que no recordéis ni hagáis velar a la amada hasta que ella quiera.

§ 0

Que, como tengáis cuidado de no poner vuestras potencias en cosa ninguna, desasiéndolas de todo y no embarazándolas, que es lo que de vuestra parte habéis de hacer en este estado solamente, junto con la advertencia amorosa, sencilla, que dije arriba, de la manera que allí lo dije, que es cuando no os hiciere desgana el tenerla, porque no habéis de hacer ninguna fuerza al alma si no fuere en desasirla de todo y libertarla, porque no la turbéis y alteréis la paz y tranquilidad.

§ 0

15. ¡Oh, cuán dichosa es esta alma que siempre siente estar Dios descansando y reposando en su seno! ¡Oh, cuánto le conviene apartarse de cosas, huir de negocios y vivir con inmensa tranquilidad, porque aun con la más mínima motica o bullicio no inquiete ni revuelva el seno del Amado! Está él allí de ordinario como dormido en este abrazo con la Esposa, en la sustancia de su alma, al cual ella muy bien siente y de ordinario goza.

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Noche Oscura

§ 1.2.7

Estos, con mucha tranquilidad y humildad, tienen gran deseo que les enseñe cualquiera que los pueda aprovechar; harta contraria cosa de la que tienen los que habemos dicho arriba, que lo querrían ellos enseñar todo, y aun cuando parece les enseñan algo, ellos mismos toman la palabra de la boca como que ya se lo saben.

§ 1.10.1

En lo cual, estragándose en lo uno, no aprovechan en lo otro; porque, por buscar espíritu, pierden el espíritu que tenían de tranquilidad y paz.

§ 1.13.3

Y, enjugados así los apetitos del alma, síguense, demás de los dichos, por medio de esta sobriedad espiritual admirables provechos en ella; porque, apagados los apetitos y concupiscencias, vive el alma en paz y tranquilidad espiritual; porque donde no reina apetito y concupiscencia no hay perturbación, sino paz y consuelo de Dios.

§ 2.9.6

Demás de esto, porque por medio de esta noche contemplativa se dispone el alma para venir a la tranquilidad y paz interior, que es tal y tan deleitable que, como dice la Iglesia, excede todo sentido (Fil. 4, 7), conviénele al alma que toda la paz primera que, por cuanto estaba envuelta con imperfecciones, no era paz, aunque a la dicha alma le parecía (porque andaba a su sabor, que era paz, paz, dos voces, esto es, que tenía ya adquirida la paz del sentido y del espíritu, según se veía llena de abundancias espirituales) que esta paz del sentido y del espíritu, que, como digo, aún es imperfecta, sea primero purgada en ella y quitada y perturbada de la paz, como lo sentía y lloraba Jeremías en la autoridad que de él alegamos para declarar las calamidades de esta noche pasada, diciendo: Quitada y despedida está mi alma de la paz (Lm. 3, 17).

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Otras del mismo a lo divino

    

Juan de la Cruz (1542-1591)    Que va por super flumina



Ad Principium

trances
trancos
tranquila
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tranquilidad
tranquilo
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